Las cicatrices de la historia: Entrevista con Renate Costa

DOSSIER #00 – Por Danisa Dos Santos y Griselda Soriano

 Renate Costa es una joven realizadora nacida en Paraguay, un país cuyo cine, afortunadamente, ha comenzado a revitalizarse en los últimos años. Su opera prima, 108 / Cuchillo de palo (2010) —que formó parte de la Competencia Internacional del 12º BAFICI—, es un valiente documental que aborda, desde una primera persona íntimamente implicada en el relato, una historia familiar que es a la vez símbolo de la oscura historia reciente del Paraguay: la historia de su tío Rodolfo, un homosexual perseguido por la dictadura, cuya muerte funciona como disparador para la investigación y como punta de iceberg en el retrato de una época oscura.

En este diálogo con El ángel exterminador recorrimos la formación y el pensamiento de una directora que promete, y el trabajo y las ideas detrás de uno de los films más conmovedores de la Competencia Internacional del festival.

El ángel exterminador: ¿Cómo fue tu formación?

Renate Costa: Me formé en dirección y producción audiovisual en el IPAC, en Asunción y mi mamá me animó, quizás porque todavía dudaba de la carrera tan rara que elegí, a que salga a hacer más cursos fuera. Así es como estuve en Francia haciendo producción, en Brasil y Argentina aprendiendo guión, en Cuba especializándome en documental, y como ya le tomé el gusto terminé en Barcelona, en el Master en Documental de Creación de la Pompeu Fabre, con el proyecto Cuchillo de Palo bajo el brazo.

EAE.: ¿Cómo surgió el proyecto de Cuchillo de palo? ¿Cómo se fue materializando?

RC: Cuchillo… nació hace mucho tiempo. Suelo adjudicar su gestación a la muerte de mi tío, cuando me dijeron que murió «de tristeza». Esa respuesta tan poética que parece increíble, en el caso de mi tío Rodolfo, un hombre tan llamativo y misterioso, podía ser verdad. Con poco menos que una docena de fotos empecé a buscar sus rastros con gente de su generación, y el mito sobre su vida se hacía más grande.

EAE: Cuchillo de palo es una película muy personal. No sólo porque aborda tu historia familiar, sino también por la forma en que lo hace en buena parte de la película: desde la intimidad (poniendo en escena la relación con tu padre, por ejemplo). ¿Cómo y por qué tomaste la decisión de abordar el tema de esta manera? Porque incluso tomando como eje la historia de tu tío, la película habría sido otra si toda esa dimensión de lo privado hubiese quedado afuera. También es interesante, en relación con lo anterior, cómo la película muestra y opone diversos puntos de vista. ¿En qué se basó, por ejemplo, la decisión de incluir el punto de vista de tu padre?

RC: Siempre sentí una conexión muy fuerte con Rodolfo. Desde antes de hacer la película hablaba con él, soñaba con él, pensaba en él. Pero al intentar retratarlo, seguía siendo un fantasma, alguien que ya no estaba. Para contarle al espectador por qué era tan especial para mí, era indispensable incluir algunos recuerdos que describan lo que yo sentía por él.

Con mi papá fue diferente. Él fue ganando poco a poco un espacio importante en el documental. A medida que crecía el proyecto, varias puertas se iban cerrando, mucha gente me negó su participación por tratar de la represión homosexual y mi papá seguía ahí. Él me dijo que no tenía nada que perder, que era mi papá, Rodolfo su hermano, y vivía en el mismo lugar donde se relacionaron. No había nada que esconder. Fue muy valiente desde el inicio hasta ahora. Él expresa exactamente lo que piensa. Eso ayuda a que uno se acerque a otros que piensan como él. Es raro cómo al final de la película, aunque mucha gente esté en total desacuerdo con su forma de pensar, me preguntan «¿cómo está tu papá?». Esto me da satisfacción porque es algo que cuidamos en el montaje. Era complejo equilibrar lo personal, lo social, lo político y que él, que representaba a tantas voces, no quede enmarcado en las fuertes discusiones que teníamos. Es una cuestión de respeto; aunque hablábamos casi únicamente de Rodolfo, incluimos las escenas donde mi papá es como cualquier otro papá, hacemos volar una pandorga, tomamos mate, vamos a pescar, nos reímos del anillo de casado que lo sigue llevando aunque esté roto… Es muy importante que se vea algo más de él, no sería justo poner sólo nuestras discusiones ya que él no es sólo así.

108 / Cuchillo de palo

Fue también mi papá el que me impulsó a entrar al cuadro, a arriesgarme un poco más. Quería hacer una película sobre la aceptación. Pero la aceptación se debe dar de los dos lados, no sólo yo tratando que él me entienda, o que entienda a mi tío, sino escucharlo y tratar de comprender por qué es así. Ellos vivieron una época muy dura, es casi imposible que yo llegue a entender por lo que pasaron, pero algo quedó, un silencio tremendo, fuerte, que sigue clavado hasta hoy. Ese rastro, esa negación, el miedo a hablar, también es algo de mi generación, y en la película se siente, porque es algo que sucede hasta hoy.

EAE: ¿Cómo fue, teniendo en cuenta este contexto de intimidad, el trabajo de rodaje? ¿Cómo estaba organizado? ¿Cuáles eran las indicaciones para el trabajo de cámara y sonido, en una situación como esa?

RC: El equipo se formó en Barcelona. Al trabajar el guión éramos más personas. Al rodaje fuimos tres: director de fotografía, sonido y yo. Con ellos habíamos adquirido una complicidad de amigos del colegio. Vimos muchas películas juntos, ellos conocían mis gustos, disgustos y hasta sabían qué recordaba yo de mi tío. El director de fotografía pidió que visionáramos todas las tardes, era importante que él mirara como yo, que reaccionara a las situaciones como yo podía reaccionar, como si fuese yo la que llevara la cámara. Realmente me impresionó trabajar con Carlos (cámara) y Amanda (sonido), son muy intuitivos y no necesitábamos hablar mucho cuando arrancó el rodaje. Otra cosa que ayudó fue dividir el rodaje en dos y montar una parte en medio. Allí pudimos ver claramente los fallos y los aciertos. La película es prácticamente resultado del segundo rodaje.  

EAE: ¿Cómo fue la experiencia y la decisión de estar no sólo detrás sino también delante de cámara?

RC: Incluir mi presencia con mi voz en off era algo de lo que no dudaba, pero no quería aparecer en persona. Me parecía demasiado yo dentro del cuadro. Pero en un momento mi papá hizo algo, quizás por tener a tres personas apuntándolo con aparatos todo el día, pero me llamó, de forma sutil, a pasar a ese lado. Yo sabía que podía pasar en algún momento pero no era consciente de lo bien que haría eso a mi relación con mi papá en la película. Fue un cambio absoluto, a partir de estar igual de expuesta él se abrió.

EAE: ¿Cómo fue el trabajo de edición, el proceso de selección del material?

RC: El montaje lo trabajé con Nuria Esquerra, una de las mejores montadoras de documental, y su asistente, que luego pasó a ser co-montador con Nuria, fue Carlos García, que este es su primer largo, pero que fue imprescindible para el desarrollo de la voz en off y mi presencia en el documental. La sala de montaje está en la productora, Estudi Playtime; es como una familia donde comemos, tomamos vino, visionamos películas y las hacemos realidad como podemos. En esta etapa hicimos muchos visionados. Una de las personas que más puso de sí fue Marta Andreu, mi productora, con la que trabajamos mucho el guión. Ella a su vez invitaba a profesionales del medio a visionar Cuchillo…, lo que me ayudaba a tomar distancia poco a poco de una historia donde estaba demasiado dentro.

EAE: ¿Cómo se fueron incorporando los distribuidores y productores europeos al proyecto?

RC: Trabajar con Marta Andreu fue un sueño. Su mano derecha es Susana Benito, quien fue mi compañera en el Máster en Documental y quien apoyó el proyecto con toda su garra desde el inicio. Me debo entera a ellas. Son «productoras-creadoras» como dicen acá. Ellas se incorporaron ni bien terminé el Master en Barcelona y lograron levantar la financiación cuando el barco parecía hundirse. Gracias a su gestión estrenamos en Berlín y allí nos unimos a U-media (distribuidores de Francia) que nos llevamos a Cannes. Miro el trayecto de Cuchillo… y me parece estar soñando con los ojos abiertos… Hacer una película paraguaya no es nada simple…

EAE: ¿Cuáles son tus expectativas con respecto a la difusión de la película en Paraguay? ¿Ya tuviste alguna experiencia de exhibición en tu país?

RC: Los protagonistas ya vieron la película en un pase privado. Queremos estrenar en un Centro Cultural para que todos ellos puedan entrar. En Paraguay no admiten a travestis en centros comerciales y los cines, lastimosamente, están dentro. Pero el espectador está cambiando mucho. Creo que van a entender esta película, finalmente es un llamado a la tolerancia, y por los premios y recorrido que tuvo la gente está muy expectante, valora que sea una película de guión, dirección, locaciones y música paraguaya. Es un hito para el cine nacional. También hubo un quiebre generacional muy grande entre mi generación y la de mis padres. Nosotros éramos chicos cuando cayó la dictadura, tenemos la mente más abierta y con el último cambio de gobierno se respira más libertad. Por lo menos así lo veo yo. Aún así, Cuchillo… habla de un tema que no todos quieren recordar, que la gente aún niega y que se avergüenza de relacionarse con eso. Soy realista. Es un estreno difícil, pero muy necesario.

Cuchillo de palo, 2010, Renate Costa

EAE: ¿Qué realizadores considerás que te influenciaron en tu formación y tu trabajo?

RC: Uy, son muchos… siguen siendo muchos… La mayoría de los que vi antes de Cuchillo…, o los que vi más de una vez, están relacionados con la familia, con retratos o autobiografías que utilizaban la voz en off… Lech Kowalsky, Depardon, Kawase, Dvortsevoy, Herzog, Perlov, entre otros. También la película de Mariana Otero sobre el secreto de su familia. A ella la conocí en Cannes y tomamos un café después de ver Cuchillo…. Qué lujo. Ojalá pueda tomar un café con todos los demás directores que en cierta forma me inspiran.

EAE: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

RC: Espero estrenar Cuchillo… en Paraguay. Es una tarea pendiente. Luego a seguir filmando ahí y si es posible conservar los lazos con el equipo con el que empecé.


Esta entrevista fue publicada en 2010 en El Ángel Exterminador.

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